miércoles, 10 de junio de 2009

La lengua culta y la lengua vulgar


En mayor o menor grado, los hablantes deberían ser capaces de cambiar de registro lingüístico para adaptarse a las diferentes situaciones comunicativas. No obstante, la competencia lingüística de los hablantes depende de muchas variables: el grado de instrucción, el estudio y conocimiento de la lengua, el aprecio por la misma, el ingenio...
La lengua coloquial se emplea en un contexto informal, familiar y distendido. Es la que, independientemente de la profesión o estatus social del hablante, se utiliza en la conversación natural y cotidiana. Podemos decir que es la variedad más utilizada de la lengua y se caracteriza, en general, por ser espontánea, relajada y expresiva.
La lengua vulgar es propia de hablantes con un escaso nivel de instrucción. El insuficiente dominio del lenguaje da lugar a errores e incorrecciones que empobrecen considerablemente el uso de la lengua.
En nuestra forma cotidiana de hablar, solemos usar un lenguaje llano, carente de sofisticaciones, pero en determinadas situaciones se impone un uso selectivo del lenguaje. La lengua culta es una variedad del lenguaje con un alto grado de formalidad. Se manifiesta claramente en la lengua escrita (tratados, ensayos...), pero esto no signifca que no se den situaciones comunicativas en las que sea necesario su uso: discursos políticos, sentencias jurídicas...

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La lengua catalana

El catalán es una lengua plenamente adaptada a las necesidades de

la sociedad moderna, como lo prueba el hecho de ser la decimonovena

lengua del mundo con más presencia en Internet; es una lengua,

además, con una rica tradición literaria y cultural y una gran capacidad

creativa, como resulta del hecho de ser la décima lengua de partida

más traducida del mundo; y cuenta con un número de personas

residentes en los territorios en los cuales es oficial que la convierte en

la séptima lengua de la Unión Europea y le otorga más peso demográfico

que el que tienen las lenguas oficiales de seis de los estados que

se incorporarán a la Unión en los próximos años.

Pese a que el catalán no es lengua oficial de la Unión, lo es de un

estado soberano, Andorra, y junto con el castellano, de tres comunidades

autónomas. Además, el 11 de diciembre de 1990 el Parlamento

Europeo aprobó una resolución que reconoce su valor.

En Cataluña, además, el territorio del Valle de Arán tiene una lengua

propia, el aranés, modalidad de la lengua occitana, que las instituciones

reconocen y amparan.

Tenemos la confianza de que esta publicación, que promueven

conjuntamente los gobiernos de Cataluña y de las Islas Baleares, contribuirá

a la difusión del conocimiento de la realidad de la lengua catalana

y a situarla en el contexto europeo de forma que sea más valorada

como una parte indispensable del patrimonio cultural de Europa.